Metabolismo societal

Las sociedades metabolizan energía y flujos de materiales con la finalidad de mantener su operatividad. A este proceso se lo denomina metabolismo societal. De forma similar al de los organismos vivos, que para funcionar requieren una determinada serie de reacciones químicas complejas en el interior de sus sistemas, el concepto de metabolismo social es utilizado para describir el patrón de energía y flujos de materiales que puede ser asociado con la expresión de funciones y con la reproducción de estructuras de las sociedades humanas. El metabolismo de las sociedades humanas se basa en el uso de la energía exosomática (Energía metabolizada bajo control humano, pero fiera del cuerpo humano), una forma ampliada de energía endosomática (Energía metabolizada dentro del cuerpo humano).

El concepto de metabolismo surgió en el siglo XIX, dando a entender el intercambio de energía y de sustancias entre los organismos y el medio ambiente y la totalidad de las reacciones bioquímicas en los sistemas vivos. Por brindar algunos ejemplos, esos sistemas podrían ser una célula biológica, un sistema legal o el estado capitalista.

En ecología política, la noción de metabolismo ha sido utilizada para indicar la brecha entre seres humanos y naturaleza bajo el capitalismo, las relaciones de poder que rigen el flujo de materiales y recursos en la generación de espacios urbanos, o el incremento de los flujos globales de energía y materiales que provocan conflictos en las fronteras de mercancías del mundo.

El metabolismo societal no se limita solo a la cuantificación de los flujo, sino que establece una relación entre estos y los agentes que transforman las aportaciones de flujos en resultados, a la vez que conservan su propia identidad (a estos se los denomina elementos de fondo a partir de la definición de bioeconomía de Georgescu-Roegen, 1971). así por ejemplo en la producción de automóviles, los materiales (Aluminio, acero), energía (consumida en el montaje y la extracción de materias primas) y el agua utilizadas en estos procesos serían los flujos, mientras que la actividad humana (Los trabajadores), la tierra y la maquinaria serían los fondos.

El metabolismo societal, en consecuencia vincula los fondos (los agentes y transformadores que participan en el proceso) y los flujos (los elementos que son utilizados y disipados), para crear indicadores que caracterizan los rasgos específicos del sistema. Algunos ejemplos de indicadores metabólicos serían la aportación de energía por hora de trabajo o el agua consumida por hectárea de tierra en producción (Huella hídrica)

Por último, es importante tener en cuenta que las funciones societales actuales (servio y gobierno, producción de alimentos, etc.) y sus modelos metabólicos asociados (Julios o unidades de energía de los combustibles fósiles utilizados para el mantenimiento del sistema de salud, las horas de la actividad humana invertidas para producir una determinada cantidad de alimentos) se basan en la explotación de los combustibles fósiles como fuente principal de energía. Siendo esta una fuente de elevado rendimiento que debe ser gradualmente reemplazada por alternativas energéticas de menor calidad, que exigirán mayor cantidad de energía, mano de obra y capital técnico para mantener los patrones metabólicos.

Fuente: Decrecimiento, vocabulario para una nueva era – Alevgul Sorman


Seguí leyendo