Nuestro principal problema es la inflación que ha azotado a nuestro país tanto en el presente como en el pasado desde hace unos 70 u 80 años. La inflación responde a diversas causas, la principal es el excesivo gasto estatal que, cuando no se alcanza a cubrirlo con impuestos, se traduce en el temido déficit fiscal, que finalmente se financia con emisión espuria del Banco Central.
La evolución de un aumento de precios tan brutal como fue el nuestro implica que no tengamos parámetros comparables para saber si una variable está hoy en un nivel correcto o no comparándola con el pasado. Esto se aprecia en las discusiones que tenemos, por ejemplo, sobre los sueldos de los obreros o los empleados al compararlos en el tiempo y tratar de determinar en qué momento los sueldos fueron más altos o más bajos.Consideramos que será esclarecedor para la población que determinemos cuáles fueron los gobiernos a los que no les importó la inflación, que es el impuesto a la población de menores ingresos, y cuáles fueron las dirigentes que los llevaron a cabo y cuál era su orientación política.
Para ello calcularemos la inflación promedio anual por gobierno o períodos gubernamentales y, como los números no tienen ideología, esto nos asegurará objetividad, aunque a veces se dibujan los números.
La inflación se inicia en 1939, con los problemas de escasez de oferta derivados de la segunda guerra mundial y continúa hasta el presente, con algún respiro en la década del ’90. La inflación se reaviva desde 2002 en adelante y se inicia una nueva etapa con un valor anual creciente cada año.
Desde 1810 hasta 1944 la inflación se ubicó como máximo en el 3 % anual, incluyendo el aumento de precios causado por el bloqueo del puerto de Buenos Aires por parte de ingleses y franceses. Este aumento apenas mayor fue en la época de los caudillos y de Rosas, aunque hubo décadas enteras de una inflación cercana al 1 % anual, o menos inclusive.
En la primera etapa peronista, la inflación fue de 19 % anual promedio, una cifra que no guardó relación con el pasado de nuestra moneda. Desde 1956 hasta 1972, período de golpes de Estado y gobiernos civiles, la tasa se incrementó al 29 % anual promedio. En la segunda etapa peronista, fue de 78 % anual, una cifra que muestra la creciente desarticulación de la economía, en la que se destacó el Rodrigazo. El Proceso Militar no se quedó atrás, con una tasa de inflación de 191 % anual, cifra realmente aterradora.
“Debemos erradicar la inflación, que es el impuesto a los pobres, los que no pueden cubrirse por no tener acceso a los mercados financieros sofisticados. Para ello hay que eliminar definitivamente el déficit fiscal, una de las principales causas de este proceso de deterioro del valor de nuestra moneda. “
Cuando se suponía que la Democracia que se reinició en 1983 iba a controlar este proceso de deterioro del valor de la moneda, ocurrió todo lo contrario, con una inflación de 471 % promedio anual, incluyendo algunos meses de hiperinflación. El menemismo llegó a una inflación de 58 % aunque hubo varios años de estabilidad que no pudieron consolidarse, pero que mostraron las ventajas de la estabilidad de precios, un bien público esencial que no deberíamos dejar de lado en los programas de gobierno.
Después de la devaluación de 2002, se reinició el proceso de suba de precios y el promedio de la actual administración es de 19 %, aunque actualmente nos ubicamos en el 29 % anual.
Debemos erradicar la inflación, que es el impuesto a los pobres, los que no pueden cubrirse por no tener acceso a los mercados financieros sofisticados. Para ello hay que eliminar definitivamente el déficit fiscal, una de las principales causas de este proceso de deterioro del valor de nuestra moneda. En ello nos va el futuro del país. Así como actuamos en los últimos 80 años de nuestra historia no hay destino para la Argentina.
Fuente: Diario La Nación – Columna de Orlando Ferreres
http://www.lanacion.com.ar/1804509-la-inflacion-en-cada-presidencia