El péndulo Argentino

“El péndulo argentino: ¿hasta cuándo?” de Marcelo Diamand, escrito a fines de 1983. La vigencia que tiene es prácticamente TOTAL. Siempre vale la pena leerlo y releerlo. En sus primeras dos carillas dice lo siguiente:

“Las últimas décadas en la Argentina se han caracterizado por cambios muy bruscos y muy frecuentes de la política económica que muestran una oscilación pendular entre dos  corrientes antagónicas: la corriente expansionista o popular y la ortodoxia o el liberalismo económico”.

La corriente popular refleja las aspiraciones de las grandes masas de la población. Sus ideas en materia económica reconocen la influencia del modelo keynesiano y del nacionalismo económico. Sus principales objetivos son la distribución progresiva del ingreso y el pleno empleo.

Se recurre al manejo de los grandes instrumentos -fundamentalmente del tipo de cambio y de las tarifas de los servicios públicos- en función del objetivo prioritario de evitar que aumente el costo de vida. El segundo objetivo se logra asegurando un alto nivel de demanda.

Las etapas expansionistas suelen comenzar con el aumento de los salarios reales, el crédito barato, el incremento de la actividad económica y una euforia en el sector industrial y comercial. Sin embargo, en la mayoría de las veces esta etapa no dura mucho…

El déficit fiscal crece, la balanza comercial se desequilibra, aparece el desborde sindical, surge el desabastecimiento y se acelera la inflación. El proceso culmina en el agotamiento de reservas en el Banco Central y en una crisis de balanza de pagos…

La expansión se detiene y sobreviene una situación económica caótica. A medida que pasa el tiempo aumenta la oposición de los estratos influyentes de la sociedad y, finalmente, sobreviene la caída del equipo económico del gobierno.

Aunque la corriente popular admite algunos errores y excesos, tiende a minimizar su importancia, y como justificación principal de su fracaso alega la insuficiencia del poder popular para manejar los resortes clave de la economía y la resistencia de poderosos grupos económicos.

La caída de la corriente popular provoca siempre un brusco vuelco hacia la ortodoxia económica basada en la teoría neoclásica de la economía, tal como ésta se enseña en las universidades del mundo occidental.,,

Por estar identificada con lo ‘serio’ en la economía, la ortodoxia resulta afín al pensamiento de lo que puede considerarse como la ‘opinión ilustrada’ nacional e internacional, incluida la de las instituciones financieras internacionales y de los principales medios de difusión.

Es así que las políticas ortodoxas reflejan el pensar y el sentir del sector agropecuario, del financiero, del exportador tradicional y, algo paradójicamente, de una gran parte del industrial.

El acento se ve puesto sobre el orden, la disciplina, la eficiencia, el equilibrio del presupuesto, el ahorro, la confianza y la atracción de los capitales del exterior y las virtudes del sacrificio popular.

En general  la respuesta d los ortodoxos frente al problema son paquetes d medidas que involucran una brusca devaluación, un aumento de los ingresos agropecuarios, una caída de salarios, restricción monetaria, recesión y un deliberado esfuerzo de atracción de capitales extranjeros.

De acuerdo a las afirmaciones de la ortodoxia, la recesión y la caída de los salarios reales no serían más que perjuicios momentáneos que corresponderían a un período inevitable de sacrificio, necesario para ordenar y sanear la economía…

Gracias a tal sacrificio, se crearían las bases para el despegue y el crecimiento en un beneficio del conjunto de la población.

Hasta ahora este despegue nunca concretó. Puede haber ciertos éxitos al comienzo. La inflación, que siempre aumenta inicialmente a raíz de la devaluación, más adelante suele disminuir; los capitales financieros afluyen del exterior y los salarios reales en parte se recuperan…

Pero en algún momento del proceso sobreviene una crisis de confianza. El flujo de capitales se invierte. Los préstamos que habían ingresado comienzan a huir. Se produce una fuerte presión sobre las reservas de divisas, una crisis en el mercado cambiario y una brusca devaluación.

Caen los salarios reales, disminuye la demanda, la tasa de inflación otra vez aumenta vertiginosamente y se vuelve a caer en una recesión, más profunda aún que la anterior.

La reacción de la ortodoxia frente a su falta de éxito ha sido siempre similar a la de la corriente popular. Aunque admite errores, atribuye siempre su fracaso a la insuficiencia del poder político para efectuar el saneamiento necesario en la administración pública…

… para eliminar las empresas ineficientes y para mantener los salarios deprimidos por un tiempo suficiente como para que se genere un proceso de autosostenido crecimiento. 

DIAMAND, TÚ ERES EL AMO.

El texto entero, bastante más largo, puede leerse aquí por ejemplo: http://psocialista.org/economia/wp-content/uploads/2016/07/diamand.pdf …

Fuente: Daniel Schteingart


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