El crédito al consumo sigue congelado, pero comienza a reactivarse la financiación a empresas

En noviembre, el stock de préstamos a privados cerró por segundo mes consecutivo en rojo, aunque redujo fuertemente el ritmo de caída respecto a octubre.

Finalizado el segundo mes de ajuste monetario, los créditos volvieron a cerrar con números en rojo, aunque desaceleraron el ritmo de caída respecto a la baja que registraron en octubre. Además, si bien los préstamos destinados el consumo siguen sin mostrar signos de repunte, las líneas de corto plazo que usan las empresas para financiar su caja diaria tuvieron una leve recuperación.

Las altas tasas de interés y la menor liquidez de los bancos fueron claves para que se enfríara el mercado de crédito, tanto por la reticencia de empresas y familias a endeudarse a un costo tan alto como por la menor predisposición de los bancos a otorgar préstamos.

“Es el claro efecto del ajuste monetario. Hay pocos pesos en el mercado y nos rinde más dejarlos en Leliqs que prestarlo a privados, que además nos aumenta el riesgo”, explicó el jefe de la mesa de dinero de un banco local.

En rigor, según los últimos datos del Banco Central, al 27 de noviembre el stock de préstamos al sector privado acumulaba una caída de 1.082 millones de pesos respecto el mes previo, lejos de los $22.091 millones que retrocedió en octubre y marcando el primer bimestre en baja desde enero/febrero de 2016.

Al analizar el comportamiento de cada tipo de financiación, se ve que en las líneas al consumo sigue el estancamiento que comenzó en octubre. De hecho, en los primeros 27 días del mes el stock de préstamos personales apenas creció $1.442 millones (0,3%), mientras que el de tarjeta de crédito cayó $1.099 millones (-0,3%). Este último, de todos modos, puede variar cuando se computen los dos días que faltan para cerrar el mes, ya que la estacionalidad es muy marcada.

Señal de recuperación

Del otro lado, las líneas destinadas a empresas mostraron un comportamiento dispar, aunque mejoraron bastante respecto a octubre. El stock de descuento de documentos cayó $7.800 millones en noviembre, que si bien es una cifra elevada, es menos de la mitad de lo que había retrocedido en octubre, cuando el rojo fue de $17.237 millones. Con la baja de noviembre, esta línea ya acumula cinco meses de caída consecutiva.

El adelanto en cuenta corriente, que es la otra línea con la que las empresas manejan su casa diaria, está por cerrar el mes en alza, al acumular al día 27 una recuperación de $5.726 millones. El dato es alentador ya que muestra una recuperación frente a los $18.001 millones que se había desplomado en octubre.

La tasa que cobran los bancos por este tipo de financiación, que no es ni más ni menos que el famoso giro en descubierto, es la más sensible a la liquidez del mercado, y fue la que más subió cuando el organismo monetario llegó a pagar más de 73% anual por colocar Leliqs.

En ese momento, a comienzos de octubre, el interés que cobraban los bancos por el adelanto en cuenta corriente se ubicaba en torno al 75% anual en promedio, aunque había entidades de primera línea que llegaban a financiar al 90% anual. Hoy en día, y arrastrada por la baja que fue experimentando la tasa de política monetaria, los bancos cobran 68,5% por el giro en descubierto.

Estos niveles de tasas, que suele ser una de las principales quejas de los industriales a la política monetaria, es lo que hace reducir al mínimo la demanda de privados. Es más, una tendencia que comenzó a registrarse en octubre es que tanto pequeñas empresas como familias que tenían algún ahorro en dólares prefirieron vender sus divisas para cubrir sus necesidades y evitar tener que tomar deuda a tasas tan altas. Los números del último informe del mercado de cambios confirman esta operatoria, con un récord de clientes vendiendo dólares en octubre.

Lo que piensan los bancos

Los bancos ya sabían que se enfrentaban a este escenario de menor expansión del crédito, incluso antes de que Guido Sandleris anunciara en octubre el ajuste monetario. De hecho, eso se reflejó en la última Encuesta de Condiciones Crediticias (ECC) que cada tres meses elabora el BCRA en base a encuestas cualitativas a los encargados del área de crédito de los principales bancos del sistema.

“Para el último trimestre de 2018 se espera nuevamente una significativa caída de la demanda crediticia de las empresas”, reza el informe en base al relevamiento realizado entre el 17 y el 28 de septiembre último, y aclaraba que ese escenario “se extendería a todos los tamaños de empresas y plazos de financiamiento”.

La misma situación preveían para las líneas destinadas a las familias y, si bien aún no sabían del duro ajuste monetario que días después encaró Sandleris, el contexto recesivo bastaba para creer que la demanda se reduciría para esta etapa del año.

“Para el último trimestre del año en curso, en función de las respuestas obtenidas se espera otra disminución de la demanda de crédito a las familias, que se daría con mayor intensidad en las líneas hipotecarias y prendarias”, advertía el informe.

Las líneas de garantía real, de hecho, no tuvieron una buena performance en noviembre. Los prendarios cayeron $1.331 millones y acumularon su tercer retroceso consecutivo. Aquí no sólo influyó el nivel de las tasas sino el aumento que registraron los autos producto de la devaluación y se reflejó en la caída en las ventas de cero kilómetro.

Hipotecarios, con el peor mes en un año y medio

En hipotecarios, el salto que el dólar registró desde agosto, también enfrió el mercado. Los datos del Central muestran que al 27 de noviembre el stock de eta línea apenas aumentó $1.517 millones, la suba mensual más baja desde febrero de 2017, previo al boom de préstamos atados a UVA.

Los bancos también reconocen que iban a endurecer las condiciones crediticias, en un intento por acotar el riesgo en un escenario recesivo y con la mora en niveles bajos, pero en constante aumento.

En la encuesta que respondieron a finales de septiembre, los encargados del área de crédito de bancos que representan más del 90% del mercado adelantaban: “para el cuarto trimestre de 2018, el agregado de bancos encuestados prevé una significativa restricción de los estándares crediticios asociados a empresas”. Esto implica tasas más altas, más exigencias para otorgar un préstamo y una mayor minuciosidad a la hora de autorizar el crédito. Además, detallaban que esta situación se extendería “principalmente a las pequeñas y medianas empresas y a los créditos de mediano y largo plazo (superiores a un año)”.

En ese contexto, la mayor restricción crediticia también afecta a las personas. De hecho, el informe del BCRA detalla que “los bancos encuestados prevé para el último trimestre de 2018 una significativa restricción en los estándares de aprobación de todas las líneas crediticias a familias, que se daría con mayor intensidad en los préstamos prendarios y en otros créditos al consumo”.

Además, el ajuste monetario también llegó a la banca oficial, y aquí influyó fuertemente el Fondo Monetario Internacional (FMI). De hecho, hace unos días, el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, reconoció que el organismo de crédito les pidió que dejen de utilizar los depósitos del Tesoro para financiar a privados, para no generar una expansión monetaria que pueda contrarrestar el efecto restrictivo que está llevando adelante el BCRA.

Fuente: iProfesional


Seguí leyendo