
La salud como bien, como insumo para ser feliz, de alguna manera se puede tener, preservar y cuidar, no existe una maldición divina que hace que uno esté enfermo. Ya está demostrado, que mas del 90% de las enfermedades que atañen, que hoy en día matan a las personas o le dan morbilidad y mortalidad, están asociadas a malos hábitos de vida. Y los malos hábitos de vida o conductuales se adquieren en la adolescencia o en el adulto joven.
Entonces se debe pensar que en todas las etapas de la vida, se debe prestar atención a las conductas y hábitos que una persona puede adquirir por emular a alguien, por querer pertenecer a un grupo o porque de alguna manera está siendo tal y cual conducta, no es reconocido por su tribu. Por ejemplo, se aprende a fumar en la adolescencia, a consumir o se exponen a las drogas tanto lícitas como ilícitas en la adolescencia; y en ese pertenecer o en ese creer que la persona cree que pertenece, va cayendo en un hábito que a la larga es poco saludable, que va en detrimento de su salud y de su capacidad total para la cual viene decodificado.
Ya que una persona cuando nace, viene decodificado al 100% de todos sus dones y talentos, y es ahí donde de alguna manera se debe inculcar. Es por esto, que se dice que se pierde a la juventud en la adolescencia, y al igual que existe una incertidumbre en el sistema sanitario, sobre quienes sostienen o dan contención a los mismos.
Fomentar comportamientos saludables durante la adolescencia y adoptar medidas para proteger mejor a los jóvenes contra los riesgos sanitarios es fundamental para la prevención de problemas de salud en la edad adulta, así como para la salud futura de los países y su capacidad para desarrollarse y prosperar.
Fuente: Programa Num3ros/Editor: Patricia Solís

