Que el sistema de jubilaciones y pensiones argentino se encuentra en estado deficitario no es una novedad. Que amenaza el valor de nuestras futuras jubilaciones tampoco pero… ¿qué estamos haciendo para llegar con tranquilidad a la etapa del retiro?
En los último 50 años, la expectativa de vida en Argentina creció 11 puntos, pasando de 66 a 77 años. Este aumento sustancial en la expectativa de vida, sumado a un notable descenso en la tasa de natalidad y la existencia de más de 3 millones de trabajadores en la informalidad, son algunos de los indicios que dan cuenta del gran esfuerzo que tendrá que hacer el castigado sistema previsional local para sostener a los pasivos cuando llegue la etapa del retiro.
En un sistema democrático como el de nuestro país, los votos de la gran masa de trabajadores no registrados tiene un gran peso para cualquier político de turno. Basta con mirar hacia atrás: solo desde el 2012 al 2015, se añadieron 425.000 trabajadores a las arcas del estado, algo que representará un desafío fiscal para cualquier gobierno. Por si fuera poco, en los últimos 8 años, se jubilaron 2,8 millones de personas de los cuales el 73% lo hicieron por moratorias, algo que ha agrandado la brecha entre activos y pasivos: hoy los aportes de los trabajadores llegan a cubrir apenas un 69% de las obligaciones que tiene el sistema previsional con los pasivos.
Lo expuesto anteriormente da la pauta de que la situación puede volverse un círculo vicioso. Idealmente, en nuestro país se deberían reducir los impuestos al trabajo y así incentivar el trabajo formal, sin embargo, en la práctica la tarea resulta titánica, sino imposible. Además de que el sistema se encuentra deteriorado, muy probablemente alguna fuerza política intentará tentar a ese porcentaje de trabajadores no registrados con algún tipo de pensión a través de moratoria nuevamente, de manera tal que el problema solo se profundizaría.
Teniendo en cuenta que es difícil descansar en las promesas de un sistema jubilatorio deficitario, lo mejor que podemos hacer hoy es constituir un plan de retiro que nos permita gozar de nuestro estilo de vida actual en la época pasiva. Cada vez son más las personas que destinan parte de sus ingresos a un fondo con fines de retiro y para impulsar este ahorro aún más, desde el Gobierno nacional anunciaron beneficios impositivos como la deductibilidad en el impuesto a las ganancias.
La elección del plan de retiro se basa en dos pilares fundamentales: la disciplina del ahorro mensual y la correcta elección de un plan de inversiones. Esta disciplina inversora será compensada por una tasa de interés exponencial que generará rendimientos cada vez mayores sobre el capital invertido. Además, la deductibilidad impositiva ayuda muchísimo al inversor ya que le permite alcanzar el mismo objetivo de ahorro pero invirtiendo menor capital. Cuanto más disciplinados y más temprano comencemos a ahorrar, mucho mejor.
En Central de Fondos ayudamos a nuestros clientes a entender y desarrollar un plan de inversiones a medida, contemplando sus gastos, ahorro y expectativas para el retiro. El objetivo de este plan será construir una masa a fondos equivalentes a 30 salarios de tu vida activa, que te permita sostener ese estilo de vida una vez retirado. Al invertir en fondos con fines de retiro, no solo estarás dándole forma a una mejor jubilación sino que también podrás gozar de los beneficios de la nueva normativa impositiva entendiendo con claridad en qué estás invirtiendo.
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Fuente: Central de Fondos