El turismo como cualquier otra actividad económica se abre paso como un elemento generador y acumulador de riqueza, agente para la apropiación de la naturaleza y condición para la estandarización del mercado, a través de un proceso de apropiación, funcionalización y homogenización del entorno. En suma, el acaparamiento de los recursos naturales a través del despojo con el propósito de acrecentar la reproducción ampliada; estas acciones son consideradas por Foster y Clark (2004) como un imperialismo de tipo ecológico, ya que la concentración de los medios de producción tiene incidencia directa en las relaciones de producción, las cuales mediante la sobreexplotación inician con el deterioro de la naturaleza al competir tanto el Estado como las empresas por el control de la materia prima.
En este contexto, la actividad turística se ha venido reestructurando y modernizando para ofertar una diversidad de productos y servicios a pesar de los perjuicios ambientales que ha traído consigo en forma directa o indirecta. Por lo anterior, es importante estudiar el rol del turismo como eje de acumulación desde una perspectiva crítica, a través de tres categorías de análisis:
a) la economía política;
b) la ecología política;
y c) la nueva ruralidad,
las cuales contribuirán a esclarecer las secuelas del modo de producción capitalista utilizando la actividad turística como medio para su reproducción (véase la figura 1).

El modo de producción capitalista establece, a través de la política económica, las directrices y condiciones necesarias para la construcción de estrategias tendientes a la reproducción del modo de producción; el Estado es el encargado de elaborar y promover las reformas estructurales para dicho propósito. Lo anterior no exenta la política ambiental; por el contrario, esta está permeada de aquellos elementos de orden hegemónico pensados para el desarrollo de actividades económicas que persigan la reproducción ampliada; dicho proceso, Berman (2000) lo denomina “modernidad”.[2]
El proceso para alcanzar la acumulación se inicia con: a) la apropiación de la naturaleza; b) la homogenización del espacio; y c) la funcionalización del destino (Palafox et al., 2011). En este sentido, los recursos naturales propiedad de las comunidades rurales son privatizados a través de una fase legitimada por sus fines denominada acumulación por desposesión, ya sea a través de la compraventa del medio de producción, la expropiación del mismo para la creación de un área natural protegida o simplemente a través de la implementación de la nueva ruralidad institucional mediante programas en los que el control de los recursos, la organización y la actividad económica a realizar están determinados por los intereses del Estado; un ejemplo de ello: el Programa Pueblos Mágicos (Cfr. Palafox y Martínez, 2015; Martínez, Anaya y Palafox, 2014). De esta forma, el capital penetra en las comunidades con una nueva visión del campo, cuyo resultado es la dominación de los medios de producción a través del establecimiento de relaciones de subsunción mediante el ejercicio del poder sobre la propiedad de los recursos para su privatización y usufructo, lo que induce una crisis de tipo social como consecuencia de las crisis económica y ambiental provocadas por el despojo de la tierra a las comunidades receptoras y la pérdida de espacios naturales, toda vez que adquieren valor de mercado y se convierten en mercancía.
En este sentido, el Estado ha encontrado en la creación de áreas naturales protegidas una nueva estrategia para generar reservas de materia prima que posteriormente sean utilizadas para la permanencia del modo de producción capitalista mediante la privatización en los espacios de uso común; el turismo es una de las actividades que se pueden desarrollar en espacios protegidos (CONANP, 2010). Por ello, surge el interés por estudiar el turismo desde un enfoque de corte crítico en el que se contemple la visión de la economía política, la ecología política y la nueva ruralidad de tipo comunitario, ya que dichas posturas convergen para construir las categorías de estudio que contribuyan a entender las causas y efectos del modo de producción capitalista, el cual se encuentra en constante transformación para su reproducción y que en estos momentos se manifiesta a través de un imperialismo ecológico, que es entendido como el saqueo de los recursos y la consecuente transformación de los ecosistemas (Foster y Clark, 2004).
Fuente:
http://www.ecologiapolitica.info/novaweb2/?p=6717

