Los siete principales riesgos que enfrentará la economía en 2019

No será un año cualquiera 2019. Tampoco está exento de riesgos. Pero, quizás, será la última chance para que la sociedad elija dejar atrás la decadencia.

Se cumplieron los primeros tres años del Gobierno de Cambiemos. Sin duda nadie se imaginaba, cuando asumió Mauricio Macri en diciembre de 2015, que el complicadísimo contexto socioeconómico imperante sería con el que iniciara el último tramo de su mandato con vistas a las elecciones de octubre 2019. Para ello basta con mencionar dos datos: se estima que la tasa de crecimiento del cuarto trimestre de 2018 será la peor desde que Macri llegó al poder; y a once meses de las presidenciales, las encuestas indican que si hoy se votara, el balotaje sería con Cristina Kirchner, algo que tres años atrás no parecía muy probable. Vale recordar que en ese momento la economía estaba a cargo de Alfonso Prat Gay y hoy está severamente monitoreada por un funcionario del FMI. Claro que el Gobierno retruca resaltando el avance en la investigación de los casos de corrupción del kirchnerismo y el éxito de la política exterior coronada con el G20.

Nobleza obliga, tampoco nadie esperaba que en un mandato y con la herencia recibida, Macri alcanzara su meta de “hambre cero”, pero sí se creía que, por lo menos, reordenaría la macro. Ahora le queda menos de un año para lograr que su mandato no termine con más inflación, pobreza, desempleo y deuda que cuando asumió. No es un desafío fácil, sobre todo bajo un contexto externo de creciente incertidumbre.

El nuevo programa con el Fondo (el FMI II) permitió descomprimir el riesgo de una espiralización de la tasa de inflación y alejó (más bien postergó) el fantasma de algún tipo de default en 2019 con el anticipo de los desembolsos del organismo internacional. Sin embargo, el FMI II no dio lugar a una caída del riesgo-país (hoy supera los 700 puntos), lo que es clave para que el país pueda aspirar, en un futuro mediato, a volver a financiarse en los mercados internacionales. Para los analistas esto refleja el temor de los mercados a un posible regreso del populismo de la mano de la expresidenta y además habla de las dudas que se ciernen sobre el financiamiento del sector público en 2020. Si bien el FMI II, diseñado para atender la emergencia (frenar la crisis cambiaria y financiera, y alejar un default), tiene alguna posibilidad de arribar a buen puerto, o sea, llegar a octubre sin sobresaltos, no puede soslayarse que transitará por un estrecho desfiladero donde el Gobierno afrontará en los próximos trimestres una serie de desafíos y riesgos que podrían conspirar con el escenario electoral.

A continuación se explican los principales riesgos que enfrentará el Gobierno en 2019.

1- Que la Argentina tenga que afrontar un tercer “sudden stop” (reversión de los flujos de capitales hacia los mercados emergentes): este programa emergencial no podría “tolerar” una nueva caída de la demanda por activos argentinos.

2- Que las encuestas comiencen a mostrar una mayor probabilidad de un regreso del populismo: esto impulsaría al alza el riesgo-país, haría mucho más difícil el roll-over de la Letes en el mercado local y podría impedir la tenue reactivación prevista a partir del segundo trimestre.

3- Que aumente mucho la dolarización de portafolios (típica de todo proceso preelectoral): esto impactaría de lleno en la cotización del dólar, aunque para afrontar un salto de la demanda de dólares para atesoramiento el Gobierno cuenta con la oferta de divisas de la cosecha y la posibilidad a partir de marzo de que el Tesoro venda los dólares excedentes del FMI en el mercado cambiario. Pero la capacidad de intervención del Tesoro está limitada por el FMI y por la necesidad de dejar un “colchón” de dólares para 2020.

4- Que la inflación baje menos que lo esperado: el programa monetario enfrenta el gran desafío de lograr bajar la inflación a niveles de 25/28% en 2019, dada la inercia inflacionaria y el ajuste salarial y tarifario. La baja de la inflación efectiva también dependerá de cómo evolucionen las expectativas de inflación, que a su vez dependerán crucialmente del comportamiento del dólar.

5- Que una eventual apreciación del peso o una elevada tasa de interés real (hoy en el 17% anual) comprometan la modesta recuperación cíclica prevista a partir del segundo trimestre.

6- Que el Gobierno tenga dificultades para cumplir con la meta de déficit primario cero: ya que la recesión podría acentuar la caída real de la recaudación y difícilmente el gasto en subsidios económicos muestre la caída real que prevé el Presupuesto 2019, todo en un contexto en que el Gobierno no contará el próximo año con algunos factores que contribuyeron al ajuste en 2018 (como el “boom” de las rentas de la propiedad o la fuerte caída del gasto en obra pública).

7- Que el Gobierno no logre refinanciar su deuda de corto plazo bajo términos razonables de montos, tasa y plazos: por ejemplo, el programa financiero oficial tiene implícito un roll-over de la deuda de corto plazo con el sector privado (mucho de Letes) del 50% para el primer trimestre hasta el 70% en el cuarto. Si el riesgo-país no bajara, el Gobierno podría enfrentar dificultades para lograr dichos porcentaje de renovación. Esto lo obligaría a utilizar más intensivamente los desembolsos del Fondo, cuando el FMI II apunta a que sobren u$s10.000 millones y que éstos sean utilizados principalmente para atender las obligaciones financieras del Tesoro en 2020 (además de los a u$s7.100 millones de desembolsos ya previstos).

Los analistas políticos consideran que aún cuando se llegue a las elecciones sin sobresaltos, con desinflación y leve recuperación económica, la economía no será un factor positivo para el oficialismo en octubre. En el mejor de los casos, la situación económica será neutral.

Macri dejará un PBI per cápita 9% inferior al de 2011. En las últimas décadas hubo 10 crisis en 43 años y 5 ciclos recesivos en los últimos 9. No hay otra salida, para dejar atrás el estancamiento y el fracaso económico de los últimos 70 años, que a partir del 2020 emprender las reformas necesarias para superar este síndrome.

MENÚ DE CISNES NEGROS

Riesgo 1: Un tercer “sudden stop”, o sea, una nueva caída de la demanda por activos argentinos.

Riesgo 2: Las encuestas comiencen a mostrar una mayor probabilidad de un regreso del populismo.

Riesgo 3: Aumenta mucho la dolarización de portafolios e impacta de lleno en la cotización del dólar.

Riesgo 4: La inflación baja menos que lo esperado.

Riesgo 5: Una eventual apreciación del peso o una elevada tasa de interés real comprometan la modesta reactivación.

Riesgo 6: El Gobierno tiene dificultades para cumplir con la meta de déficit primario cero en 2019.

Riesgo 7: El Gobierno no logra refinanciar su deuda de corto plazo bajo términos razonables de montos, tasa y plazos.

Fuente: Ambito.com


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