Los programas económicos y las elecciones

Por José Castillo

Tanto la campaña electoral de Juntos por el Cambio como la del Frente de Todos tratan de hablar lo menos posible sobre el punto crítico que tendrá que enfrentar cualquier gobierno en el futuro inmediato: la continuidad del plan de ajuste acordado con el FMI y el pago de 150.000 millones de dólares de vencimientos de deuda en los próximos tres años. Vamos entonces a bucear en las declaraciones en reportajes de los candidatos a presidente y sus referentes económicos (o funcionarios en el caso del oficialismo).

El gobierno de Macri plantea que, en caso de ganar, pondrá en marcha inmediatamente lo que se denomina las “reformas estructurales”: jubilatoria, laboral y fiscal. Un camino que, de realizarse, implicará una confiscación aún mayor a la del ajuste actual sobre los trabajadores, los jubilados y los sectores populares en general. Con respecto al acuerdo con el FMI acepta, a regañadientes, en que no hay forma de cumplir con los vencimientos en las fechas establecidas y se deberá proceder a algún tipo de renegociación. Sabe que para llevarla adelante (pasar de un crédito stand-by a otro de “facilidades extendidas), el Fondo exigirá las reformas estructurales citadas más arriba, y aspira a llegar al momento de la renegociación con parte de ese camino recorrido.

La oposición de Fernández-Fernández sostiene, en cambio, que van a pedir inmediatamente una renegociación del acuerdo con el FMI, que les permita llevar adelante una política de reactivación del mercado interno y redistribución progresiva del ingreso. Sin embargo, sus principales referentes económicos aceptan (también a regañadientes) que no hay renegociación “progresista” con el FMI y que este va a exigir más ajuste, y en particular las reformas jubilatoria y laboral. Como más de un analista, tal el caso reciente de Guillermo Calvo, comienzan a sostener: un gobierno del Frente de Todos, con la excusa de “la herencia recibida por el macrismo”, terminará en el camino de la administración del ajuste.

Con este panorama, si gana tanto uno como el otro se abren dos escenarios. El primero, si efectivamente se profundiza el ajuste y se avanza contra el sistema jubilatorio y los derechos laborales. Es el escenario preferido por el FMI y el establishment financiero internacional, e implica un aumento cualitativo de la superexplotación de los trabajadores argentinos, condenando a millones a la miseria presente y futura.

El segundo escenario se dará si tanto Macri como Fernández, no avanzan con las citadas reformas, pero continúan el acuerdo con el Fondo y siguen comprometidos en pagar los próximos vencimientos de deuda. Lo que nos espera entonces es un sendero “al estilo De la Rua”, donde el próximo gobierno se irá hundiendo rápidamente tratando de llevar adelante ajuste tras ajuste, cada uno más duro que el anterior, ante la imposibilidad real de cumplirlos, para culminar en un escenario de crisis terminal, similar a las de 1989 o 2001.

Las reformas jubilatoria, laboral y fiscal implicarán un ajuste mayor al actual

Frente a estos programas, que nos conducen a estos caminos ya trillados en el pasado argentino de las últimas décadas, el único programa económico diferente es el que planteamos desde Frente de Izquierda. Afirmamos con claridad que no hay salida si no rompemos el acuerdo con el FMI y no suspendemos inmediatamente los pagos de deuda externa. Ese es el prerrequisito para iniciar un programa alternativo, que se complementa, a partir de ahí, con reorganizar totalmente la economía, priorizando lo urgente: la recomposición del salario, la creación de empleo genuino, la construcción de viviendas populares y la mejora inmediata de la salud y la educación públicas. Para eso planteamos la nacionalización de la banca y el comercio exterior, terminando así con la fuga de capitales, cuidando los ahorros de los trabajadores y otorgando créditos a tasas bajas para promover el consumo y el crédito hipotecario popular. La reestatización de las empresas de servicios públicos privatizadas, para terminar con los tarifazos y otorgar precios subsidiados a quien realmente lo necesita. La renacionalización de todo el sistema gasífero-petrolero, recreando una YPF 100% estatal que ponga fin al saqueo de nuestros recursos. Y una reforma impositiva efectivamente progresiva, eliminado el IVA a los productos de la canasta familiar y terminando con el impuesto al salario, reemplazándolos por tributos que afecten particularmente a las super-ganancias y las grandes fortunas.

Tanto Macri como Alberto Fernández plantean como imposible romper el Fondo y los acreedores internacionales. Nuestra postura es la inversa: “lo imposible” debe ser que haya trabajadores con salarios de miseria, desocupados estructurales, o la mitad de nuestros niños en la pobreza. Para cambiarlo, más aún, para evitar una nueva crisis más profunda a la actual, el único camino posible es el que proponemos desde el Frente de Izquierda Unidad.

* Economista. Candidato a Diputado Nacional por el Frente de Izquierda Unidad


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