La desigualdad de género se puede medir

Por Natsumi S. Shokida.

En este informe se presentan una serie de indicadores sociales, desagregados por sexo, calculados con bases públicas de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares – INDEC – Argentina). El objetivo de esta presentación es mostrar la desigualdad de género en la composición del mercado de trabajo, la percepción de ingresos, entre otras cuestiones.

Link del artículo completo con todos sus gráficos y cuadros: http://economiafeminita.com/la-desigualdad-de-genero-se-puede-medir-3/

Composición del Mercado de Trabajo

Inserción laboral

En primer lugar, se presentan algunos indicadores clásicos (utilizados a nivel internacional) que caracterizan la composición del mercado de trabajo, desagregados según el sexo.

La tasa de Actividad es la relación entre aquellos que participan en el mercado de trabajo (ya sea como ocupados o como desocupados) y la población total. En este caso, dicha tasa es ampliamente mayor entre los varones (la diferencia supera los 20 puntos porcentuales). Esto sucede porque existe una importante porción de las mujeres en edad laboral que dedican su tiempo a realizar tareas domésticas, hacia el interior de sus hogares, en lugar de tener una actividad en el mercado de trabajo.

La tasa de Empleo exhibe la proporción de ocupados entre la población total. La diferencia entre varones y mujeres en este caso también supera los 20 puntos, y es parte del mismo fenómeno anteriormente mencionado.

A diferencia de las tasas anteriores, las tasas de desocupación y subocupación expresan la proporción que estos grupos representan en la Población Económicamente Activa (PEA). En este caso, ambas tasas son mayores para las mujeres que para los varones. Esto expresa que, incluso siendo menos en el mercado de trabajo, las mujeres tienen más dificultades para conseguir trabajo y/o para trabajar una jornada completa de ocho horas.

En su conjunto, estos cuatro indicadores nos presentan una primera imagen de la masculinización del mercado de trabajo argentino.

Acceso a Cargos jerárquicos

Además de tener una participación más restringida en el mercado de trabajo, las ocupadas encuentran más obstáculos para acceder a cargos jerárquicos: mientras que un 8,0% de los ocupados varones tienen cargos de dirección o son jefes, solo un 5,5% de las ocupadas ejercen puestos de esas características.

Brechas de ingresos mensuales

A continuación se hace foco en las diferencias de montos de ingresos que perciben los varones y las mujeres. Estos ingresos pueden provenir de diversas fuentes y al mismo tiempo pueden desagregarse según características adicionales de las personas o los puestos que desempeñan. Incluso pueden distinguirse los ingresos mensuales y los ingresos horarios.

Para dimensionar estas diferencias hacemos uso del concepto de “brecha”, que en este caso se calcula como la diferencia entre los ingresos promedios de los varones y las mujeres, expresada en términos del ingreso más alto. Es decir, que puede leerse como “las mujeres perciben ingresos que, en promedio, son un …% menores que los de los varones”.

Brecha de ingresos totales mensuales

Observando los ingresos totales individuales de toda la población, se observa que la brecha entre varones y mujeres es de 26,2 puntos porcentuales. Es decir, contemplando todos los ingresos que se perciben, sean de origen laboral o no laboral (como jubilaciones y pensiones, cuotas alimentarias, subsidios, entre otros), las mujeres perciben ingresos que, en promedio, son un 26,2% menores que los de los varones.

Distribución de las tareas del hogar

En general, las mujeres deben dedicar parte de su tiempo al trabajo doméstico. Es decir, realizan tareas de cuidado y reproducción para otros miembros de su hogar. Este trabajo no se comercia en el mercado y por tanto no es remunerado. En el siguiente gráfico puede observarse que, del total de personas que realizan este tipo de tareas, un 75% son mujeres y un 25% son varones.

Este reparto desigual de las tareas domésticas entre varones y mujeres puede asociarse a las desigualdades vistas en la composición del mercado de trabajo y la diferencia de la extensión de la jornada laboral.

A esto se suma el hecho de que prácticamente todas las personas que se dedican al servicio doméstico (es decir, que sí venden este trabajo en el mercado) son mujeres, un 97,6%. Asimismo, del total de mujeres ocupadas, un 17% se dedica a esta ocupación, conformando entonces una salida laboral popular para las mismas.

Fuente: EconomíaFeminista.com


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