Fue idea de César Herrera, contador y profesor universitario en Comodoro Rivadavia. Dijo que será su vivienda y la de su familia. “Quiero demostrar que se puede vivir muy bien sin gastar tanta energía, sin aire acondicionado y sin conexión a la red”. Los detalles de su iniciativa en el sur chubutense.
Por Ismael Tebes / @ismatebes
Romper el molde de la construcción tradicional, obviar el hierro y el cemento. Funcionalidad, ahorro y nueva perspectiva. Bajo estos preceptos la bioconstrucción, construcción o economía del reciclado propone un nuevo paradigma respecto a cómo y dónde poder vivir.
César Herrera, contador de profesión y docente universitario, reconoce que con el apoyo de amigos curiosos y empresas decidió transformar las ideas en acción; un modo de construir distinto con una profunda raíz espiritual. “Es materializar una cuestión que venía hablando desde hace mucho a los efectos de ver que acá hay menos energía en la construcción y en el mantenimiento”.
El objetivo del proyecto es “demostrar que se puede vivir muy bien con alta calidad sin gastar tanta energía, sin aire acondicionado, sin conexión a la red y sin cuestiones que tienen que ver con el reciclado de las aguas grises y hasta con una huerta”.
“Estoy ayudando físicamente a construir, por eso algunos días termino bastante deteriorado por la falta de práctica. Pero una vez terminada, va a ser mi vivienda”. El domo se ubica en Km. 12 cerca del cruce de las rutas 3 y 39. “Implica un conjunto de transformaciones en el modo de vivir porque asistimos a una era del individualismo”, plantea Herrera.
Bajo la consigna de “valerse por sí mismo”, el domo representa una estructura que no necesita columna. “El método es solidario y cooperativo con lo cual la misma queda anclada y no necesita toda la mirada de la construcción tradicional”.
Herrera forma parte del espacio “Comodoro en transición, Comodoro hacia la descarbonización” y desde ahí reconoce a la bioconstrucción como una mirada espiritual y de construcción colectiva.
Y adelantó que este tipo de avances e innovaciones implicarán a futuro, cambios en las normativas municipales de construcción con la lógica de evitar el “cemento y el hierro” utilizando entre otros elementos botellas de tipo pet recicladas para “levantar” paredes.
“Trato de no sucumbir ante la idea del cemento para el piso que lo más sencillo y en búsqueda de un impermeabilizado, pienso en una arcilla no cocida que acá tiene mucha calidad. Así se incorporan elementos que hay en la naturaleza sin cocción; incorporado como barro tipo minga”, explicó en tal sentido.
“El tema de las cañerías sí requiere de la tecnología. Respecto a las aguas grises implicaría la canilla, el lavamanos del baño y el agua de la ducha. Si uno emplea un conjunto de jabones biodegradables puede derivarse a una planta anaeróbica o aeróbica si le pones un poquito de oxígeno. En cuanto a las aguas marrones provienen de la materia fecal y orina podría sustituirse el pozo negro. También estaríamos generando un agua de muy buena calidad para regar es decir que el agua que estás consumiendo la estás tirando nuevamente al mundo sino que la está reciclando en tu propio patio”.
Otros materiales que no pueden sustituirse son el vidrio y las aberturas de madera o de chapas comunes.
“No se me ocurre nada que no se pudiera prescindir. Estoy tratando de innovar con una vivienda que podría terminar en dos meses. Será un faro para iluminar la construcción de una manera distinta; mejorando la calidad de vida. Ahí tengo pensado vivir junto a mi familia”, explicó Herrera.
Promete calefaccionarse con una estufa modificada, adaptada al espacio no de modo casual. “La estructura geodésica del domo hace que el aire circule de una determinada manera y que sea más sencillo su calefaccionamiento”.
“No tener gas natural nos permite innovar en cuanto a fuentes de energía eléctrica contando con un panel solar. Vamos a tratar de hacer algo de hidráulica de baja potencia para incorporar elementos que tienen que ver con la energía”.
Este método de construcción es menor respecto a los materiales tradicionales. “El costo medio sería como una vivienda prefabricada de 32 m2² es de USD 250. Acá se puede construir 70 m² aproximadamente, con lo cual la relación costo beneficio sería beneficiosa” siempre dependiendo de la calidad del equipamiento y componentes como puertas, tipos de pisos, accesorios o adecuación energética. “Igual es una cuestión espiritual muy profunda que gira en torno al “costo dinero en la construcción y más energía costo dinero” para vivir realmente bien”.
Fuente; Diario Jornada