Cómo hará Arcioni para llegar a diciembre: la crisis no afloja y un nuevo endeudamiento sería el principio del fin

Por Marcelo García.

La derrota electoral del macrismo en las PASO nacionales -prácticamente irreversible- la devaluación generada por el aumento del dólar, la disparada de la tasa de interés y la inestabilidad política del gobierno de Macri profundizaron la crisis de Chubut. Sin ministro de Economía y con una fuerte debilidad política de Arcioni, la economía chubutense no encuentra acceso al crédito para pagar los sueldos, salir del escalonamiento y cancelar a los proveedores. Es cada vez más complejo para el gobierno provincial llegar sin crédito hasta diciembre, cuando podría empezar a recibir respaldo de un potencial gobierno de Alberto Fernández.

Los resultados de las PASO del domingo no impactaron solamente en la política nacional y en los mercados. Los más de 15 puntos de ventaja de la fórmula del Frente de Todos sobre el oficialismo ahondaron aún más los escasos atajos financieros con los que contaba Mariano Arcioni para conseguir plata fresca, pagar los sueldos y a los proveedores; y además buscar alternativas para llegar hasta el mes de diciembre aunque sea desangrándose.

La lluvia de votos contra el macrismo en todo el país fue recibida previsiblemente por los mercados, quienes a pesar de una tasa para las Leliqs que llegó al 74% hicieron disparar el dólar hasta por encima de los 60 pesos, generando casi un 30% de devaluación en unas pocas horas al inicio de esta semana.

Lo irreversible de la andanada de votos puso “nerviosos” a los mercados y tiró por los aires todos los parches de estabilidad cambiaria que había armado endeblemente el macrismo para llegar a las elecciones. Ese esquema explotó y la economía está impactando nuevamente sobre la sociedad que no forma parte de la toma de ganancias. Realmente, no puede determinarse a ciencia cierta hasta dónde llegará la inestabilidad política y económica del país.

Bomba sobre Chubut

El cimbronazo electoral cayó como una bomba atómica en Chubut. La crisis económica provincial y las debilidades políticas del gobierno de Arcioni -que se debate en busca de un ministro que suceda a Tarrío entre el inefable Oscar Antonena y un comodorense reacio a aceptar- abren un panorama aún más complejo del que se viene transitando por méritos propios hasta ahora.

La administración arcionista no tiene fondos suficientes para hacer frente a los compromisos inmediatos, que implica pagar los salarios de los trabajadores estatales. Ni siquiera estaría en condiciones de garantizar el pago escalonado a lo largo de todo el mes, cancelar las deudas con los proveedores -menos aún los bonos TICADEP o la deuda con CAMMESA- y de hacer funcionar diariamente el Estado provincial. El combo significa la necesidad de tomar más de 10 mil millones de pesos en nueva deuda con las tasas desbocadas que hoy tiene el mercado financiero.

Para cumplir con esas obligaciones Arcioni necesita plata que no tiene. Debe pedírsela al Gobierno nacional o inventar una cuasimoneda propia al estilo de los recordados Patacones, para lo que necesita la casi imposible autorización del Banco Central.

La disparada del dólar que se encuentra en pleno desarrollo -que este lunes llegó a ponerlo a 60 pesos para luego cerrar por encima de los 57- impacta de lleno en el endeudamiento provincial, porque el 82% está encajado en moneda extranjera y sube al mismo ritmo que aumenta el billete estadounidense. Si bien las regalías petroleras también se cobran en dólares, una porción significativa de ellas es absorbida de manera directa para el pago de la deuda.

En el primer trimestre del año Chubut cobró 87 millones de dólares en regalías y 41 millones de dólares se esfumaron para la deuda extranjera sin pasar por la provincia. Por otro lado, en el primer semestre recaudó 186 millones y casi 82 millones también fueron a parar directamente al pago de deuda.

Corte macrista y endeudamiento carísimo

El macrismo le cortó el chorro de fondos a Chubut desde antes de las PASO y ahora cabe esperar que esa posición se profundice, no solamente porque el gobernador huyó para alinearse detrás de Alberto Fernández sino porque estallaron los planes económicos nacionales por la andanada de votos al Frente de Todos. Seguramente Nación incumplirá casi todas las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como consecuencia de la profundización de la recesión y la muy predecible disparada de la inflación.

Con la volatilidad que impusieron los mercados tras las PASO, endeudarse en pesos tiene un costo financiero mucho mayor que la semana pasada. Fuentes confiables confirmaron que la tasa de caución a 8 días rondaría el 140% y la tasa de las Leliqs el 74%.

Por eso, tomar un préstamo nacional permitiría probablemente pagar los sueldos de este mes y hasta los del mes que viene, pero generaría una bola de nieve imparable con vistas a diciembre cuando se junten los vencimientos de la deuda ya existentes (en dólares y en pesos) con los nuevos y a tasas impagablemente altísimas.

La ecuación es sencilla. Si Arcioni elige re-endeudarse para zafar y tratar de llegar a diciembre, para esa época del año se le juntarán los sueldos del mes, los aguinaldos, la deuda arrastrada, el pago de la nueva deuda y el peso de esos intereses elevadísimos.

Es la política, gobernador

A ese oscuro panorama financiero se le suman los problemas y debilidades políticas por la que atraviesa Arcioni, a pesar de haber ganado las elecciones provinciales de junio. El gabinete del gobernador cruje por todos lados tras el portazo que dio el ministro de Economía Luis Tarrío y quedó aferrado al núcleo duro del ministro Coordinador de Gabinete que encabeza Federico Massoni y el asesoramiento de Rafael Fortunato Cambareri.

Tarrío y Massoni fueron los protagonistas del principal enfrentamiento de la semana pasada, que puso al borde de la renuncia a otros funcionarios e inclusive generó grandes diferencias entre el primer mandatario y su compañero de fórmula Ricardo Sastre.

La ecuación de esa debilidad política se basa en la virtual quiebra económica de la provincia, la imposibilidad de pagar salarios -lo que llevó a los gremios a una andanada de huelgas y cortes de ruta- y la inmensa dificultad para encontrar interlocutores con quienes negociar o pedir fondos frescos al gobierno nacional. Arcioni apeló ayer a una reunión con el reelecto sindicalista de ATE, Guillermo Quiroga, para tratar de lograr una tregua con los paros.

A Arcioni sólo le queda el ejercicio de malabares casi desesperados para tratar de cumplir este mandato hasta el 10 de diciembre y esperar que asuma la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Recién en ese momento podría conseguir algún respiro financiero que le posibiliten llevar adelante su nuevo mandato.

Es evidente que en diciembre no encontrará márgenes muy amplios para maniobrar, porque si concretan su triunfo en octubre los Fernández deberían abocarse a frenar la crisis financiera y la amenaza que implica la deuda de unos 150 mil millones de dólares que le dejará el macrismo.

Hasta la asunción de los nuevos gobernantes falta una “eternidad” de cuatro meses en medio de un país signado por la inestabilidad y la furia “suicida” del macrismo derrotado, tanto económica como políticamente. Las elecciones de octubre se acercan como un camión a toda velocidad repleto de votos opositores que se dispone a chocar contra el oficialismo nacional macrista, cuyos argumentos y trabajo en las redes sociales cayó ante la realidad.

Cómo llegar a fin de mes y a fin de año es un jeroglífico de difícil resolución para Arcioni. Las opciones son tan simples como arriesgadas: ajustar el gasto público en medio de la conflictividad (bajando salarios y despidos) y garantizarlo a través de una brutal represión; aguantar a hasta diciembre re-endeudándose a cualquier precio o defoltear las deudas y emitir una cuasimoneda para intentar llegar a la otra orilla.

La otra opción -por ahora invisible en sus intenciones- es una reformulación productiva con medidas económicas y tributarias que reencausen la economía sobre el aumento de los ingresos, convocando a una gran concertación provincial que le proporcione el respaldo político con el que el gobernador no cuenta por sí mismo. El escaso 10% que sumaron sus candidatos a diputados nacionales brinda una medida de su verdadero predicamento actual en el electorado chubutense.

Arcioni deberá seguir nadando contra la corriente en medio del río y con el salvavidas de plomo que representan la deuda y sus propias incapacidades políticas.

Fuente: El Extremo Sur


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