Comer tiene que ser barato en la Argentina

Por Daniel Arroyo (*).

¿Qué se compra hoy con $ 500? ¿Y con $ 100? ¿Con cuánta plata hay que ir al almacén, a la verdulería o al supermercado? ¿De cuánto va a venir la próxima boleta de luz o de gas? ¿Cuál es el precio de referencia de las cosas? ¿Qué está caro, qué está barato?

Es imposible tener respuestas porque no sabemos dónde estamos parados. La vida cotidiana está marcada por dos cuestiones: la incertidumbre y la inflación. No sabemos qué plata necesitamos en el mes y sí sabemos que los precios están descontrolados, especialmente en lo que tiene que ver con la comida.

A esta altura, es evidente que el Gobierno no tiene idea de cómo controlar la inflación y que todas las proyecciones que hizo están a 500 metros de la realidad. La idea de que el mercado va a terminar acomodando las cosas ya no la cree ni el más entusiasta de los funcionarios; la idea de que la recesión baja los precios tampoco. Que el Banco Central, que el sinceramiento de las tarifas, que lo peor ya pasó, etc…, etc…, etc…, son frases que hoy sirven más para la burla que para un intento de explicación de lo que está pasando.

La inflación está desacomodando mal la vida de las familias argentinas y nada indica que estemos caminando hacia algún lado. Es claro que es un fenómeno complejo, muy difícil de resolver y que lleva muchos años en Argentina; también es claro que el Gobierno subestimó el problema y sigue adelante con su único objetivo: aumentar la rentabilidad de las empresas de energía sea como sea y a costa de lo que sea.

El camino es otro, el camino es el crecimiento, ampliar la torta productiva, poner en marcha las economías regionales, liberar de presión impositiva a las pymes y los comercios.

El camino es el desarrollo basado en una premisa básica: comer tiene que ser barato en Argentina. Se puede discutir si somos buenos o malos haciendo celulares, si un plasma tiene que ser caro o barato, lo que no se puede discutir es que en Argentina producimos alimentos para 400 millones de personas y, entonces, los 11 productos de la canasta básica tienen que ser accesibles para todos.

Se puede quitar el IVA a la canasta básica, se puede restablecer un precio de referencia de verdad, se pueden aplicar otras políticas, pero la base de convivencia de la Argentina de hoy tiene que ser el acceso a los alimentos. Tiene que quedarnos a todos claro qué compramos con $ 500, qué compramos con $ 100.

Comer tiene que ser barato en nuestro país, esa es la premisa básica para que podamos funcionar, ese es el principal objetivo de este Gobierno y del que viene, ese es el principal consenso que debemos construir si no queremos que esto se desmadre por completo.

Parece reiterativo, pero estamos en emergencia y esto es un llamado de alerta.

La economía está en caída libre, la inflación sube y más en alimentos. En marzo van a volver a aumentar las tarifas y hay un gran parate de la actividad económica.

Es evidente que las previsiones que tenía este Gobierno para la inflación no van a estar ni cerca de cumplirse. Estamos en un problema de pérdida de empleo y no hay ningún indicador que indique se va a cambiar en el corto plazo.

No solo hay un aumento permanente de los alimentos, también aumenta la pobreza.

Cuando termine la presidencia de Mauricio Macri vamos a tener más desigualdad y pobreza, porque éste fue un Gobierno que dejará 20 millones de pobres, como consecuencia de un modelo económico que hizo eje en la soja, la minería y los salarios bajos.

(*) Diputado Nacional Red x Argentinas.

Fuente: Ambito.com