Chubut afronta un desafío económico y productivo: cómo lograr diversificación con valor agregado

Por Marcelo García para el Extremo Sur

Los próximos cuatro años de gestión chubutense que iniciará Arcioni en consonancia con la nueva administración nacional vuelven a poner en el centro del debate el perfil económico y productivo de la provincia. Chubut puede seguir siendo una provincia esencialmente primarizada y exportadora de materias primas sin ningún proceso de elaboración o tratar de tejer un nuevo esquema complementario de entramados productivos que le incorporen actividades diversificadas y que sumen valor agregado a sus productos primarios.

La resolución de esa disyuntiva no parece estar en la agenda ni en las proyecciones de la actual clase política dirigente, pero es la única alternativa para aumentar los ingresos de las cuentas públicas y apuntar a un despegue económico y social de Chubut.

En la economía de Chubut tiene un mayor peso la producción de servicios que la de bienes que no generan significativos índices de valor agregado. En el formato del Producto Geográfico Bruto (PGB) -comparable al Producto Bruto Interno (PBI) nacional- puede observarse cuáles han sido las modificaciones que experimentó la provincia lo largo de las últimas décadas, aunque con la limitación 20 años de que la última información oficial contempla los datos al año 2014.

El PGB de Chubut representaba en 1993 el 1,12% del PBI nacional, pasó al 1,22% en 2014 y se posicionó en 2014 con una incidencia del 1,15% sobre el total del país.

La estructura económica y productiva posee una dispersión significativa si se tiene en cuenta su historia esencialmente petrolera. La extracción de hidrocarburos es el rubro de mayor importancia, aunque esa posición de privilegio es compartida por la industria manufacturera a partir esencialmente de la producción de aluminio.

El tercer rubro en importancia y casi en un pie de igualdad con los otros dos es el de la construcción; mientras que por detrás se posicionan el transporte y las comunicaciones, las actividades de servicios inmobiliarios y la administración pública.

De las principales actividades productivas provinciales, la única que aporta fondos al Estado de manera directa a través de las regalías es la vinculada al petróleo; en tanto que todas las demás tributan a través del esquema de impuestos, pero no lo hacen con un canon provincial como el de las regalías.

La composición del PGB de Chubut

El petróleo, aluminio y construcción son las tres actividades productivas centrales de Chubut; aunque hay otros tres rubros que deben considerados como significativos en la estructura económica provincial, pero que en el PGB no tienen niveles incidencia de magnitud. Tanto la pesca, como la producción lanera y el turismo a través de los servicios hoteleros y gastronómicos poseen una incidencia menor en Chubut y por eso no logran generar un impacto muy decisivo en función de sus variaciones.

En los últimos 20 años, el sector que más ha evolucionado en el PGB fue el vinculado al turismo (hoteles y restaurantes) a partir de un crecimiento que se posicionó en el 760% entre 1993 y 2014, aunque mantiene una baja incidencia; por detrás se ubicaron el de la intermediación financiera con el 288% y el sector de transporte y comunicaciones con el 270%.

Los rubros de la salud, el suministro de agua, gas y electricidad junto al de la construcción y la pesca rondaron en incrementos que se posicionaron en el 180% de aumento en las dos décadas mencionadas.

Por tratarse de los dos sectores de mayor magnitud en Chubut, los incrementos de la actividad petrolera y la industria manufacturera no han tenido niveles tan elevados, llegando a subas del 75% y 126% respectivamente, retrocediendo el crudo en su incidencia provincial. El único rubro que reflejó una caída en 20 años fue el de la agricultura y ganadería, que retrocedió 14%.

Crisis y oscilaciones

Las fluctuaciones en el terreno petrolero explican en gran medida las crisis provinciales que impactan de lleno en la recaudación del Estado provincial, pero también en el ámbito del empleo y la economía en su conjunto como una derivación del consumo en la sociedad chubutense.

Las cinco principales variaciones negativas del PGB provincial se explican en buena parte por las crisis económicas y sociales generadas por el sector petrolero.

La primera se produjo en 1994 como consecuencia final del proceso de privatizaciones de empresas estatales y que incluyó la de YPF Sociedad del Estado, lo que se tradujo en la fuerte caída del PGB con epicentro en muy marcadas retracciones de la pesca y la agricultura.

La segunda se dio entre 1998 y 1999 con la crisis internacional del precio del petróleo que puso el valor del barril de crudo en diciembre del ’98 a 11,3 dólares en su versión WTI.

Desde 2001 en adelante, la crisis se relaciona más con el ciclo general de Argentina, con las caídas del PIB Nacional en 2002 y 2009 aunque de menor profundidad. A partir de 2011 inicia una etapa de estanflación (decrecimiento más inflación) con aumentos en los años impares electorales (ciclo económico de origen político) y retrocesos en los años pares.

La tercera es la que se suscitó en 2002 como parte de la crisis nacional desatada a finales de 2001 y es la única que tiene menores vinculaciones con el rubro del crudo, aunque durante esta crisis en Chubut se combinaron los efectos nacionales con los arrastrados en el sur provincial por la baja del precio del crudo de cuatro años antes. La cuarta tiene características similares ya que en 2009 impactó de lleno en el país y la provincia la crisis internacional generada por la burbuja financiera de Lehman Brothers.

El quinto proceso se vinculó con el estancamiento de la economía nacional y los fuertes retrocesos de tres de los principales rubros de la actividad productiva provincial, generaron la fuerte caída del PGB durante 2012. El sector petrolero tuvo una retracción del 10%, la pesca un 7,2% y la industria manufacturera el 6%; y como el resto de los sectores productivos tuvieron resultados positivos consiguieron equilibrar el número final del año, pero dejándolo con un saldo favorable de apenas el 1,6% respecto del año anterior.

Aunque la serie analizada se interrumpe por ahora en el 2014, ya en ese momento se observan los primeros efectos en el PGB provincial de lo que sería en 2015 el derrumbe del precio del barril en su formato WTI; que descendió de los 105 dólares en junio de 2014 a los 59 dólares en diciembre del mismo año.

A pesar de no contar con el seguimiento del PGB en los años posteriores, la baja del petróleo WTI a 30,3 dólares posibilita adelantar una fuerte caída del Producto Bruto Geográfico de Chubut durante los años posteriores.

Sin contar con los datos oficiales del PGB provincial actual, el avance de la crisis petrolera internacional sumado a la crisis económica nacional indefectiblemente tiene que haber golpeado duramente la economía productiva provincial y esas perspectivas se podrán confirmar en el futuro con la aparición de los datos que magnifiquen el volumen y la evolución del PGB de Chubut hasta la actualidad.

En trazos generales puede afirmarse que el PGB de Chubut se encuentra atado esencialmente a dos factores fundamentales, las crisis internacionales (tanto económicas como las vinculadas al petróleo) y a las crisis nacionales que arrastran a la provincia en sus procesos de retracción.

Las regalías petroleras

De la extracción de petróleo y gas surgen las regalías provinciales, que están directamente vinculadas a los niveles de producción ya que en función de esas fluctuaciones aumentan o decrecen los ingresos provinciales por este concepto fundamental de las arcas públicas chubutenses.

Los ingresos por regalías representaron el año pasado el 26% del total de los ingresos corrientes de la provincia, pero ese nivel pegó un salto importante como consecuencia de la devaluación del peso de 2018, ya que las regalías se liquidan en dólares y sufren variaciones -en general de manera alcista- como producto del aumento en la cotización de la moneda estadounidense.

El punto más elevado de la incidencia de las regalías frente a los ingresos corrientes se produjo durante 2002 y 2003, cuando el dólar triplicó su valor frente al peso y generó que la recaudación por regalías representará durante esos dos años el 45% del total recaudado.

Luego se ingresó en un proceso de amesetamiento de la incidencia de las regalías frente a los ingresos corrientes, hasta que las regalías comenzaron a decrecer por la baja productiva y lograron un equilibrio alcista producto de la nueva depreciación del peso en el 2014.

Durante el trienio 2015-2017 se reflejó uno de los peores momentos históricos de la incidencia de las regalías sobre los ingresos provinciales, como consecuencia de la combinación de dos factores fundamentales, la baja de precio internacional del crudo y el retroceso en los niveles productivos de los hidrocarburos provinciales. La nueva devaluación del año pasado empujó el proceso hacia los niveles de equilibrio relevados en la década actual.

Vale recordar que la nueva Ley de Hidrocarburos que fue aprobada en 2012 estableció que al histórico nivel del 12% por regalías se le sumara un 3% extra. Eso debería haber puesto a los ingresos por este concepto en el 15%, pero las compañías productoras descuentan los costos de traslado de lo producido y en definitiva el porcentaje abonado al Estado provincial no supera los 12,5 puntos porcentuales.

La distribución de regalías en la provincia determina que el 84% queda en manos del Estado provincial y el 16% restante se reparte de manera coparticipable entre los municipios, de los cuales el 40% es destinado a Comodoro Rivadavia.

El complejo exportador chubutense

Chubut ocupa el cuarto puesto como provincia exportadora con ventas al extranjero que totalizaron en 2018 los 3.141 millones de dólares; mientras que en los tres primeros puestos se ubicaron Buenos Aires con 21.094 millones de dólares, Santa Fe con 13.622 millones y Córdoba con 7.875 millones de dólares. En estas cuatro provincias se concentra la mayor parte de las exportaciones del país.

Las exportaciones chubutenses del año pasado fueron 252% en dólares superiores a las de 1998, aunque muy similares a las registradas en 2010 e inclusive con una leve caída del 5%. En 1998 se exportó desde Chubut por 890 millones de dólares, se ascendió a los 2.773 millones en 2008, se creció a los 3.307 millones de dólares en 2010, se bajó a los 1.656 millones en 2015 y se volvió a crecer hasta los 3.141 millones de dólares en 2018.

En 20 años las exportaciones de aluminio aumentaron en dólares un 459%; las de pescados y mariscos sin elaborar un 284%; las de petróleo un 236%; las lanas lavadas un 154% y las de lanas sucias un 118%; mientras que el resto de las exportaciones que ocupan una porción muy menor en el conjunto tuvieron un retroceso del 68%.

Los pocos rubros de relativa importancia que exporta Chubut -que tienen elaboración y a los que se les incorpora valor agregado- han retrocedido en 20 años. El peor desarrollo ha sido el textil, ya que entre 1998 y 2010 tenía ventas al exterior por cifras que rondaron los 10 millones de dólares, pero luego fue decreciendo hasta desaparecer de las estadísticas.

El de los pescados y mariscos elaborados fue también en franco decrecimiento rondando los 70 millones de dólares entre 1998 y 2008, para ir retrocediendo a 35 millones en 2005 y terminar 2008 con apenas 21 millones de dólares y una caída del 68%.

En cuanto a los volúmenes en toneladas exportados desde Chubut, las ventas al extranjero reflejan una caída constante entre 1998 y 2018, potenciándose ese retroceso en la primera década. De las 4.473 toneladas exportadas en ’98 se bajó a 3.347 toneladas en 2008 y se volvió a caer a las 3.059 toneladas en 2018.

A lo largo de 20 años las exportaciones se redujeron en volumen 31,6%, pero como los precios de los productos exportados en dólares aumentaron los valores medidos en billetes estadounidense reflejaron en incremento del 252%.

El sector que más se contrajo en toneladas fue el petrolero, ya que cayó un 39,3% y pasó de 4.048 toneladas en 1998 a las 2.455 toneladas registradas en 2018; mientras que el de los pescados y mariscos sin elaborar decreció 28% en dos décadas, bajando de 177 toneladas a las 128 toneladas del año pasado.

En cuanto a las exportaciones de aluminio (ver gráfico) los volúmenes y valores de ventas durante 2018 están disociados en los datos del INDEC, pero en base a su sumatoria se observa que crecieron de manera constante y cerraron el período con un incremento del 285,9%; pasando de 117 toneladas en 1998, a las 265 toneladas en 2008 y llegando a las 451 toneladas en 2018.

Todas las demás exportaciones provinciales tuvieron una caída en volumen del 52% en dos décadas. Para 1998 se habían exportado 296 toneladas, bajando a 260 en el 2008 y decreciendo a apenas 141 toneladas en el 2018. A pesar de esta fuerte contracción, los valores exportados en dólares tuvieron un aumento del 14% en los 20 años analizados; pasando de 158,8 millones de dólares a los 182,4 millones de dólares entre 1998 y 2018.

Exportaciones de escasa generación de riquezas

El complejo exportador cambió su composición durante los últimos años, reduciéndose la relevancia de las ventas al exterior del petróleo crudo e incrementándose las del pescados y mariscos sin elaborar. El tercer rubro de importancia es el de las exportaciones de aluminio, que también incrementaron su incidencia en esta última década aunque en menor cuantía.

Estos tres rubros mencionados concentraron el año pasado más del 95% del total de las exportaciones provinciales medidas en dólares y en ninguno de los tres casos las manufacturas vendidas al exterior incorporan valor agregado aportado desde Chubut, ya que se trata de exportaciones de materias primas sin elaboración.

Esa tendencia de concentración de las materias primas exportadas es una constante en los últimos 20 años, aunque en 1998 entre el sector petrolero, los pescados sin elaborar y el aluminio agrupaban 82%; mientras que los demás el restante 18%. Desde 2008 los demás sectores exportadores apenas concentraron el 10% y el año pasado se redujeron a su mínima expresión y representaron solamente 5,8% del total vendido al extranjero desde Chubut.

Las exportaciones petroleras fueron decreciendo su nivel de incidencia sobre el conjunto de los productos vendidos desde Chubut, alcanzando su punto más elevado entre los años 2008 y 2010 cuando representaron entre el 54,2% y el 61,8% respectivamente. Luego bajaron hasta el piso del 21% en 2017 y volvieron a crecer hasta el 37,1% durante el año pasado. Esa tendencia de alrededor del 30% fue la que dominó casi todo el período de esta última década.

Valor agregado y diversificación en debate

Incorporar valor agregado a las exportaciones es una de las claves principales para Chubut, aunque conseguirlo no es una tarea sencilla e inclusive genera debates sobre cómo hacerlo y de qué manera equilibrar el desarrollo productivo con su competitividad en el comercio mundial.

Partiendo de la base de que en 2018 el 95% de las exportaciones provinciales medidas en dólares fueron materias primas sin elaborar o con bajísimo valor agregado, encontrar los mecanismos para romper con la primarización de los productos exportados desde Chubut es una de las prioridades primordiales de un proceso productivo que genere ese valor agregado; para que a su vez se traduzca en la creación de industrias que posibiliten la expansión de mano de obra de calidad con salarios en consonancia.

En el caso del petróleo en lugar de exportar crudo sin procesar se podrían exportar combustibles procesados o derivados del petróleo. En el caso del aluminio en lugar de exportar lingotes, alambrón (rollos) o simplemente láminas se podrían exportar aberturas u otro tipo de derivados como envases.

En el caso de los pescados sin elaborar, langostinos o merluzas, se podrían exportar derivados procesados de esos productos. En el caso de la lana, en lugar de exportar lanas sucias se podrían vender a otros países confecciones textilmente elaboradas.

Para poder generar esa cadena que eleve el valor de lo producido hace falta una política de Estado enfocada a lo industrial, organizada y desarrollada, que tenga una perspectiva de largo plazo y que cuente con el apoyo estatal para su seguimiento y continuidad más allá de los cambios de gobiernos y fuerzas políticas.

Este plan productivo expansible generaría una contradicción en sí mismo porque al agregarle valor agregado a estos productos primarios se elevan los costos de producción y los mismos pierden competitividad en el mercado externo.

Para hacerlos competitivos en el mundo se debería aumentar la productividad, con la consiguiente reducción de los costos de producción sobre un mayor volumen producido y una de esas variables se encuentra estrechamente vinculada a la cuestión salarial y el impacto en la explotación intensiva de la mano de obra en la generación de los productos.

La gran pregunta sería: ¿solamente es posible competir en el mundo con productos chinos a través de la instrumentación de los bajísimos salarios y la superexplotación laboral existentes en el país asiático?

Aunque no es un debate cerrado, el tema ni siquiera está instalado en la agenda de la clase política dirigente y de los gobernantes provinciales. Sin embargo, es imprescindible encara este tipo de problemáticas que ayuden a discutir, pensar y elaborar otro esquema productivo sustentable y desarrollo para la provincia de Chubut.

Los alcances de estos debates productivos en torno de las materias primas para nada deben imposibilitar la apertura de nuevos nichos productivos, donde se desarrollen opciones mundialmente competitivas en el terreno de las estrategias culturales, el software y los servicios.

Al mismo tiempo deben extenderse y ampliarse las fuentes de generación de ingresos de la provincia apuntando a un mayor desarrollo del turismo e inclusive el desarrollo de las energías renovables -a las que se debería gravar impositivamente para que generen mayores ingresos a Chubut-.

Pensar, discutir y elaborar un nuevo Chubut productivo es un desafío constante al que todavía no se le ha dado cabida en la política provincial y por ahora sólo se busca generar dólares para el país con tenues incrementos de los ingresos chubutenses. Apuntar a redefiniciones económicas, productivas y sociales para la provincia es una tarea ineludible y al mismo tiempo largamente pendiente.

* Informe elaborado junto a César Herrera (contador público y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco) para la Asociación del Magisterio de la Enseñanza Técnica de Chubut (AMET).


Seguí leyendo