
A partir del año 2010 en adelante, en Argentina se sufrió un proceso de atraso cambiario, esto quiere decir que el dólar aumentaba mucho más lento, que los precios de nuestra economía. La razón de fondo era, una alta emisión monetaria, para cubrir un déficit fiscal, algo que todos conocemos. La manifestación de ese proceso, en la relación de Argentina con el resto del mundo, implica un encarecimiento en dólares, tanto de nuestros factores productivos, en caso principal, el factor trabajo o el salario de los argentinos, y también el precio de los productos que vendemos.
Ésto implica, esa pérdida de competitividad, una paulatina pérdida de mercados externos, y un peor desempeño de nuestra relación comercial con el resto del mundo, tanto de la venta de bienes como la venta de servicios.
Entonces, cuando nos volvemos caros en dólares, empezamos a comprarle al mundo, más de lo que el mundo nos compra a nosotros. Durante el primer gobierno de Cristina Kirchner, eso ya se evidenció en el 2011, inmediatamente después de la elección, se fijó el CEPO cambiario, para evitar la salida de dólares que conllevaba, éste atraso cambiario. Dicho CEPO duró 4 años, tiempo en el cual, obviamente, el CEPO no modificó la relación de precios, si no que esa relación de precios, de los bienes y servicios argentinos se siguió deteriorando.
Y lo que pasó simplemente, es que fuimos perdiendo reservas. Las cuales habíamos obtenido en un período anterior (2003/2010), en el cual teníamos un tipo de cambio competitivo, que hacia que pudiésemos vender al mundo, mas de lo que el mundo nos compraba a nosotros.
Con la llegada del Ingeniero Mauricio Macri al poder, se decidió desarmar el CEPO cambiario, y pasar a una estrategia de endeudamiento externo para cubrir ese bache o déficit de cuenta corriente que teníamos con el resto del mundo, y a su vez el déficit fiscal al mismo tiempo. Esa entrada de dólares, deprimió, aún mucho más el tipo de cambio, resintiendo de manera notable nuestra posibilidad de competir en el mundo, y ésto nos llevó la crisis de este año. La cual se describe, con un déficit de cuenta corriente arriba de los 30 mil millones de dólares, casi el 5% del PBI.
Una situación que se seguía agravando en el primer trimestre, y que finalmente estalló por el aire, y llevó a éste reacomodamiento del tipo de cambio que tuvimos, el cual fue muy brusco.
El país lo tenemos que sacar todos adelante, hoy se posee un tipo de cambio competitivo, pero no lo vamos a poder mantener por mucho tiempo, si no logramos estabilizar el dólar, y a su vez, estabilizar los precios, pero quizás no alcance con la política de tasa de interés altas que tiene el gobierno.
Si no que, hay que ir a un acuerdo de precios y salarios. Como así también, contener la tensión social y política, que se va a suscitar, producto de éste cambio de precios relativos, si efectivamente quiere llegar a un proceso de crecimiento impulsado por exportaciones, que es lo que personalmente me gustaría que sucediera- concluyó Agustín Almada.

